El Dr. Germán Ariel Salazar, investigador del INENCO-CONICET y docente de la Universidad Nacional de Salta fue consultado, junto a otros especialistas, sobre el Calentamiento Global y el Cambio Climático. A continuación la entrevista que brindaron para el Diario El Tribuno de Salta. 

Salazar y el calentamiento

 

17-09-2015 – Pronostican un importante aumento de la temperatura. Algunas enfermedades podrían expandirse y no habrá heladas.

Pensar en el fin de siglo tal vez no conmueva a mucha gente. “Total yo no voy a estar”, pensará más de uno. Sin embargo, “sí estarán” las futuras generaciones, es decir nuestros hijos y nietos, que vivirán en carne propia el impacto de un considerable incremento de la temperatura. No solo hará más calor, las consecuencias de esa variación en la columna mercurial serán vastas y modificarán aspectos de la vida de cada comprovinciano nacido recientemente, o por nacer, y afectarán a una población que aún no logra articular una respuesta a los cambios por venir. Recientemente, en el Ministerio de Ciencia y Tecnología, se realizó una nueva edición del ciclo Café de las ciencias, que contó con la disertación de dos especialistas, una argentina y un francés, quienes coincidieron en que el cambio climático es una realidad y que ya se ven sus efectos.

En la Argentina el aumento de la temperatura media en medio siglo es de casi un grado, y en el noroeste se prevé un incremento de esos valores a un ritmo mayor que a nivel mundial. Para estos expertos es indispensable afrontar el fenómeno de manera conjunta, interdisciplinariamente, y apuntar tanto a la disminución de gases como a una renovación de la matriz energética.

Ante una sala colmada, hablaron y respondieron preguntas Carolina Vera, doctora en Ciencias de la Atmósfera de la UBA, directora del Centro de Investigaciones del Mar y la Atmósfera (CIMA) y del Instituto Franco-Argentino sobre Estudios de Clima y sus Impactos (IFAECI), donde trabaja junto al otro disertante, Hervé Le Treut, doctor en Climatología y director del Instituto Pierre-Simon Laplace (IPSL), quien resaltó que en los 70 las emisiones de gases a la atmósfera eran de tres billones de toneladas de carbono por año (“lo que podría representarse como un coche que iba a 30 km/h por la ruta”, graficó), y que ahora son de diez billones de toneladas por año, o sea que ese auto viaja a 100 km/h. “Hubo un cambio mayor del que la gente puede percibir. Ya se están viendo los primeros síntomas del cambio climático, los mayores efectos vendrán en los próximos años”, alertó.

Ambos coincidieron: ya no se puede hablar más del cambio climático como un tema aislado. De cara a la próxima cumbre mundial que se hará entre noviembre y diciembre próximos en París, los países proponen bajar las emisiones de carbono del 40 al 70% para 2050. Y buscan que a fin de siglo el saldo sea negativo.

Vera participó desde CIMA en la 3ª Comunicación Nacional a la Convención Marco de la ONU sobre Cambio Climático de la Secretaría de Ambiente y Desarrollo Sustentable de la Nación, elaborando un informe con las tendencias climáticas 1960-2010 y proyecciones a futuro: “Obtuvimos datos estadísticos significativos. Todos saben que el Ártico se va derritiendo, pero la señal del cambio climático en Córdoba, por ejemplo, ¿quién la conoce? Por eso es muy importante comunicar y cómo hacerlo. Y no pensar el cambio climático solo como algo global, porque ya se puede ver cómo impacta en distintas zonas de nuestro país”.

En la Argentina varía mucho por región. Ya hay una tendencia de aumento de la temperatura media de medio a un grado. “Se tiende a una temperatura más cálida, con mayores probabilidades de olas de calor más intensas, como la de 2013. En el Noroeste la tendencia proyectada de aumento es increíble, de las más altas del planeta. Ese es un tema preocupante. Está proyectado de acá a 2030 -y a fin del siglo más- un crecimiento de 4 a 5 grados”, expuso Vera.

Una discusión permanece inalterable: desarrollo económico versus cambio climático. A nivel global, el 50% de las emisiones las producen la Unión Europea, EEUU y China. El 75% corresponde a solo diez países. “Hay responsabilidades comunes, pero diferenciadas”, consideró Vera. La Argentina está en el lugar 22º, con un aporte del 0,88% sobre el total de las emisiones globales. “Cualquier acción que haga el país solo no mueve el amperímetro”, agregó la especialista.

Nuestra región

En la denominada “Tercera comunicación nacional sobre cambio climático”, que puede consultarse en línea en la pagina web de la Secretaría de Ambiente y Desarrollo Sustentable de la Nación, se encuentra un informe detallado de cómo nos impactará el cambio climático, región por región del país. El capítulo 7 de ese informe se denomina “Cambios climáticos en la región Andes”.

En relación a los cambios y tendencias se afirma que: “La temperatura media anual aumentó entre 1960 y 2010 sobre casi la totalidad de las subregiones NOA-Norte y Cuyo, y en muchas zonas en más de 0,5ºC, siendo los cambios más notables los de la primavera. Para el período 1950-2010 el aumento de la temperatura media anual alcanzó a 0,6ºC en promedio sobre toda la región, llegando a 0,7ºC en Salta y Jujuy”.

En el período 1950-2010 -detalla el informe- los mayores incrementos en la temperatura media se registraron en la primavera, sobre todo en Catamarca y La Rioja, donde el cambio superó 1ºC, seguido por el otoño, con un cambio significativo superior a 0,7ºC para Salta y Jujuy. Los cambios se sentirán de a poco pero, según se estima, a fin de siglo Salta no será la misma que conocemos.

“Mas chances de enfermedad”, por Alberto Gentile, epidemiólogo

Las consecuencias de un incremento de la temperatura hacia fin de siglo fueron analizadas por el director de Epidemiología de la Provincia para El Tribuno.

El futuro no es promisorio ya que a mayor temperatura mayor posibilidad de expansión tendrán aquellas enfermedades que son transmitidas por vectores, como el dengue o el paludismo.

Gentile explicó que “Salta tiene un paraguas de protección en materia de dengue, porque por la noche baja la temperatura y eso protege al Valle de Lerma”, detalla.

“Si esa barrera se cae, el mosquito (Aedes Aegypti) va a tener más chance de expansión y supervivencia”, explica.

El especialista toma un ejemplo de nuestra vida cotidiana: “Hace 20 años, en Cabra Corral, no había jejenes, hoy cualquiera que vaya a pescar va a sentir la molestia presencia de estos insectos. Habría que determinar qué es lo que pasa, si el agua del dique se ha ido calentando por ejemplo”.

“Juramento abajo -detalla- hay grandes poblaciones de jejenes al punto que no se puede estar. Esto puede relacionarse con el calentamiento”, añade.

Gentile reconoce que el tema es complejo y requiere de un análisis interdisciplinario y un abordaje transversal entre especialistas.

Se pregunta además por el comportamiento de otras enfermedades, como la gripe, que mantienen una estacionalidad en el año.

“Hay que analizar también el tema con entomólogos y otros especialistas”, afirma.

“Es necesario analizar si un incremento en la temperatura no favorece el desarrollo de nuevas especies vegetales”, aclara con preocupación.

Germán Ariel Salazar: “Impacto importante”

¿Comparte usted el análisis que realizan especialistas como Carolina Vera, difundido recientemente?

Me parece que el trabajo presentado por la Dra. Vera posee un respaldo científico riguroso y debe ser considerado un trabajo serio y a tener en cuenta.

¿Cuál sería el impacto que tendría en nuestra economía regional un incremento de 4 o 5 grados de temperatura para fines de este siglo?

Sería un impacto importante, sobre todo para la producción agrícola y ganadera. Un aumento de 2 o más grados de temperatura media modificaría regímenes e intensidad de lluvias y tipos de vegetación, además de generarse las condiciones para la desertificación de grandes áreas de la región.

¿Cuál sería un escenario hipotético de nuestra realidad cotidiana frente a este cambio de temperaturas en el corto y largo plazo?

Creo que el principal problema, en un escenario a corto plazo, será la falta de agua potable, sobre todo para uso domiciliario. Los cambios a largo plazo dependerían del tipo de cambio en el régimen de lluvias de cada región en particular.

¿Qué deberíamos hacer para atenuar el impacto de algo que, al parecer, es inevitable?

Podemos intentar generar menos GEI (gases de efecto invernadero), sin embargo la Argentina no posee una estructura industrial como para influir de manera relevante en un aumento o disminución de esos gases (a diferencia de China o EEUU). Deberían elaborarse políticas y protocolos consensuados entre gobiernos y universidades.

* Doctor en Ciencias (Área Energías Renovables) de la Universidad Nacional de Salta (UNSa). Investigador de Conicet y docente de la UNSa. Dentro de su área de investigación principal (estudio y evaluación de radiación solar), también analiza la influencia de los componentes atmosféricos en la radiación solar.

El futuro del clima para nuestra región

La conclusión más contundente es que “el elemento común a todos los modelos y escenarios es un calentamiento muy importante”. Pero tal vez una de las proyecciones más preocupantes están relacionadas con algo que los salteños extrañamos cada vez más: las heladas. El informe señala que estas “se reducirían sustancialmente, especialmente en la zona de la cordillera, tendiendo a desaparecer, al menos en zonas no muy elevadas…”. Esto tendría lugar primero en el norte en el futuro cercano y luego en toda la franja cordillerana hacia fin de siglo.

El calentamiento para el siglo XXI sería más rápido que el observado entre 1960 y 2010, indicando una aceleración que lleva a valores muy altos para fin de siglo. Los valores excepcionales de más de 5 y 6ºC de calentamiento en la temperatura para el futuro lejano parecen exagerados, pero -señala el informe- son compatibles con el calentamiento promedio global de 4ºC proyectado… para el año 2100. Este valor resultaría del promedio de menor calentamiento en los océanos y mucho mayor en las zonas continentales alejadas de los océanos.

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