Entrevista publicada hoy por el Diario El Tribuno al investigador Adjunto del CONICET y el INENCO.

Juan Aparicio

Juan Pablo Aparicio es doctor en Física, graduado en la Universidad de Buenos Aires (UBA) y se orientó a trabajar en modelos matemáticos y computacionales para epidemias. Desde 2008 está en Salta desempeñándose como investigador del CONICET  en el Instituto de Investigaciones en Energía No Convencional (INENCO). Formó un grupo multidisciplinario que se dedica a estudiar enfermedades transmitidas por vectores, particularmente de dengue y leishmaniasis.

El equipo está conformado por otros investigadores como el Dr. José Gil, Carolina Mangulo y Mariana Chanampa, los cuales abordan diversas líneas relacionadas con la temática. En conversación con El Tribuno, Aparicio explicó la incidencia de las variables ambientales en el ciclo de vida del mosquito Aedes aegypti. También habló de la importancia del descacharrado y de la necesidad de hacer replanteos en la política ambiental y eliminar “super criaderos”.
Se habla en el país de que en marzo y abril podría haber un brote epidémico de dengue. ¿Esto se proyecta también para Salta?
Nuestros modelos de proyección están en una etapa muy preliminar, pero de todas formas esos modelos simples muestran que marzo y abril son meses razonables para que haya un pico de casos.

Digo esto porque lo que observamos desde hace cinco años en Orán, que es la zona más importante porque es el principal ingreso del dengue al país en el norte, es que hay mayor actividad de los mosquitos en febrero. Por ello es que hacemos los muestreos en este mes. Esto tiene que ver con las lluvias. Los eneros están viniendo bastante secos. Las lluvias están llegando en febrero y con ellas comienza a proliferar en abundancia el Aedes aegypti. El mosquito deja los huevos en un lugar donde hay un poquito de agua y espera a que llueva. Cuando esto pasa, el agua cubre los huevos y ahí eclosionan y salen las larvas.

¿Hay otro factor ambiental determinante en el ciclo de vida del mosquito que transmite dengue?
La lluvia y la temperatura son determinantes en el Aedes. La abundancia de lluvia es lo que produce la explosión de los huevos y la temperatura es lo que determina la actividad del mosquito.

Cuando las temperaturas son bajas no muere el mosquito, sino que no va a volar. Va a estar sobre la pared, escondido, quieto. Las temperaturas muy altas tampoco le gustan.
Las temperaturas altas y bajas lo afectan y, aunque no llegan a matarlo, más bien afectan su actividad. Por esta razón el aire acondicionado te protege, te ayuda porque vos estás en tu casa con 20 grados y el mosquito no pica.
Hay que pensar que el Aedes aegypti es un insecto doméstico. Le gusta estar con los hombres, dentro de las casas. Se va de ahí si en las casas no consigue dónde depositar los huevos. Si no encuentra un lugar propicio vuela de la casa pero no se va muy lejos, se va al patio, volará unos 300 metros. Es un insecto casero.
Las lluvias determinan los picos de abundancia. Sin lluvia no hay eclosión de los huevos. No van a nacer mosquitos.
En febrero, cuando aparecen las lluvias en abundancia, es cuando estamos en un momento crítico donde se podría disparar una epidemia.
Uno de los factores que determinan la probabilidad de epidemia es la relación entre la cantidad de mosquitos por humano. Cuando hay muchos mosquito aumenta el riesgo de epidemia.
¿Qué pasaría si se inicia una epidemia?
Por ejemplo en Orán, por ahora, está controlado el panorama. Si bien hay muchos casos, no se ve un brote epidémico. Esto sucedería si los casos empezaran a subir exponencialmente y eso es lo que se ve en Misiones. Se podría disparar una epidemia, pero por ahora no.

Si en febrero tenemos el pico de mayor cantidad de mosquitos y si estos se empiezan a infectar, tienen que pasar cinco días para que puedan transmitir la enfermedad. Lo más esperable es que si empezamos en febrero, a mediados de marzo y abril llegue a su máximo.
¿La corriente de El Niño influye en estos factores ambientales?
Las variables ambientales tienen mucha influencia en el Aedes. Hay algunos estudios que están sugiriendo que la actividad de la corriente de El Niño se está correlacionando con epidemias como las del dengue. No conozco lo suficiente como para emitir una opinión fundada. Lo que puedo decir es que estudios anteriores, realizados por otros grupos de investigación, mostraron que el mosquito tiene actividad todo el año.

Todos cruzan los dedos para que pasemos abril porque si eso sucede, las temperaturas empiezan a caer y las poblaciones de mosquitos diminuyen. En la ciudad se acaba el vector. En Orán no, pero hay muchos menos.
Hay antecedentes que dicen que marzo y abril son meses bastante probables para que haya una epidemia. En Salta no tenemos un brote epidémico, pero la situación es crítica porque se podría disparar un brote importante.
Se insiste en que si no hay vector, 
no hay dengue ni chikungunya ni zika. ¿De qué manera impacta el descacharrado? ¿Sirve o hay otras medidas que se podrían aplicar para controlar el vector?
Claro que sirve. Además, por el momento, es lo único de lo que disponemos. Vacunas hay pero en desarrollo y tampoco se sabe bien la eficacia que tendrán. Tampoco están disponibles comercialmente. Acá el control es la prevención y eso implica evitar que el Aedes aegypti se pueda reproducir. Por ejemplo, en enero estuve juntando larvas en la calle. Las saqué de una cubierta que estaba tirada en la calle. Sacamos de ahí unas mil larvas. La mayoría eran de Aedes aegypti.

No solo se trata de que cada uno revise sus patios, sino todo. Ahí surge el concepto de manzanas seguras. Por ejemplo, yo estuve de viaje y cuando volví a casa encontré agua acumulada, la tiré, di vueltas los recipientes. Yo hago eso y saco 10 larvas, otro vecinos hace lo mismo y saca cinco larvas, pero si tenés un solo vecino con una goma y tiene mil larvas eso hace que haya mosquitos en tu manzana y en otra más.
El descacharrado es importante y hay que hacerlo de forma sistemática. El hecho de pensar descacharrados sistemáticos es complicado para el Estado si hay personas que no te dejan entrar a sus casas o hay baldíos, porque tenés que tener una orden para entrar allí. Si no, no los podés limpiar. Hay que repensar ciertas medidas y acciones, aunque el Estado enfrenta ciertos limitantes.

Una revisión en las legislaciones

El doctor Juan Pablo Aparicio representó Salta en la jornada de “Emergencia epidemiológica: dengue, zika y chikungunya”, que organizó el Conicet con investigadores del país que trabajan en la temática de dengue. Entre algunas de las consideraciones que se expusieron en las comisiones que se formaron está la necesidad de una organización más centralizada y coordinada en los distintos niveles de acción para enfrentar este tipo de situaciones.
“Lo que observamos es que cada provincia es autónoma en este accionar y por ende determina sus propias políticas de control, pero el problema es que la enfermedad no respeta fronteras. Necesitaríamos algo más centralizado al momento de hacer la bajada de las líneas de acción”, explicó Aparicio.
Otro de los puntos que se destacaron en la reunión fue la importancia de generar cambios en leyes que abarcan el trabajo de los jornaleros. “Se buscaría un cambio en la ley para que los que están enfermos puedan quedarse en sus casas y les den licencia, pero sin dejar de pagarles la jornada. Se trataría de algo así como una especie de seguro”, dijo.
El médico señaló que los jornaleros que se sienten mal, habitualmente toman paracetamol y van a trabajar. Mientras tanto, están infectando a otros mosquitos.
“Lo que se necesita es que las personas que se sientan mal se queden en sus casas, haciendo reposo, y se apliquen repelente en el cuerpo para que no se infecten otros mosquitos. Es un forma de proteger al resto de la sociedad”, dijo Aparicio.
También se habló de la importancia de la realización de campañas publicitarias para difundir cómo prevenir el dengue.
En la reunión también participaron autoridades del Ministerio de Salud de la Nación.